El pasado 14 de mayo, Notre-Dame de l’Hermitage, casa madre de los Hermanos Maristas, construida por San Marcelino Champagnat, conmemoró el bicentenario de su inauguración en un ambiente cargado de historia, fervor y fraternidad. El evento se inscribió en el marco de la semana de reunión de la Comisión Internacional del Patrimonio Espiritual Marista y reunió a unas sesenta personas, hermanos de varias comunidades, laicos maristas, voluntarios y amigos de la casa, representantes de la parroquia y de otras ramas maristas. Cabe destacar la presencia del H. Ernesto Sánchez, Superior general, del H. João Carlos do Prado, Consejero general, y del H. Gabriel Villa-Real, Provincial de l’Hermitage.
La jornada comenzó con un seminario animado por el H. André Lanfrey, historiador de la Provincia, que destacó la presencia de los laicos ya en los orígenes de l’Hermitage.
El hermano Lanfrey prosiguió su intervención proponiendo un segundo tema, relativo a la iconografía y la historiografía de la casa entre 1824 y 1925. Los participantes pudieron descubrir antiguos planos, grabados y fotos que cuentan los episodios más destacados de la historia del lugar.
La tarde estuvo marcada por una serie de testimonios. Cinco invitados, hermanos y laicos, compartieron, durante diez minutos cada uno, su vínculo personal con Notre-Dame de l’Hermitage, respondiendo a la pregunta: «¿Qué hace que el Hermitage sea un lugar especial para mí?».
Entre ellos, el testimonio de Joan Puig-Pey, arquitecto responsable de la renovación de la casa en 2008-2010, que conmovió al auditorio con la riqueza espiritual y arquitectónica que fue descubriendo durante los años de trabajo. El H. Michael Green, procedente de Australia, compartió con emoción sus recuerdos de las varias decenas de peregrinaciones a l’Hermitage, subrayando la cálida acogida que siempre encontró.
Annie Girka y Simone Faucoup, dos mujeres muy comprometidas en grupos laicos, dieron testimonio de la importancia y la misión de la casa: para ellas, se ha convertido en un verdadero hogar y la comunidad, en una familia. Por último, el H. Paul Razanandro, de Madagascar, contó su sueño de descubrir algún día el Hermitage. Hoy, miembro residente de la comunidad, afirma haber encontrado allí la presencia de Dios. Tras algunas intervenciones libres, el H. Provincial y el H. Superior General también dieron su testimonio.
La jornada concluyó en un clima de recogimiento y profunda espiritualidad con una oración en la capilla de la casa, alrededor del relicario del Fundador. Los participantes cantaron, cada uno en su lengua, el canto oficial del Bicentenario, titulado L’Hermitage, Fuente de Vida.
Como clausura, un gesto altamente simbólico selló esta jornada de memoria y fraternidad: el H. Provincial Gabriel Villa-Real entregó, en nombre de la comunidad marista de Grecia, un icono al superior de la comunidad local, el H.Antonio Ramalho. La obra, que representa a San Marcelino Champagnat llevando en brazos la casa de Notre-Dame de l’Hermitage, encarna el vínculo espiritual y fraterno que une a las diferentes comunidades maristas de todo el mundo.
Esta jornada conmemorativa, cargada de emoción e historia, permitió a los participantes profundizar su vínculo con un lugar transformado.


Fuente: champagnat.org