El Hno.Deivis Fischer, Provincial de Brasil Sul Amazonia, describe y comparte la situación que atraviesa el Estado de Río Grande do Sul por las inundaciones y destaca la entrega marista y los grandes gestos de solidaridad que han salido al rescate de la vida amenazada.
Querida familia Marista:
En Rio Grande do Sul, seguimos en estado de calamidad. La gente no puede volver a los lugares donde estaban sus casas. A medida que pasa el tiempo, esperamos que las aguas bajen y pueda iniciarse el proceso de reconstrucción. En algunas zonas se han producido corrimientos de tierra y derrumbes. Más de 300.000 personas se han quedado sin hogar y, hasta el momento, se han confirmado 136 muertes como consecuencia de las inundaciones, cifra que probablemente aumente ya que hay 125 personas desaparecidas (más información en este enlace).
En Porto Alegre, las aguas retroceden lentamente. Sin embargo, ayer volvió a llover. Todavía hay zonas sin suministro de agua potable y barrios enteros siguen bajo el agua. En la región metropolitana, las ciudades siguen bajo el agua. En un esfuerzo conjunto de las autoridades públicas y la sociedad civil, se está intentando reconstruir los enlaces entre las ciudades que están aisladas, lo que permitirá que lleguen suministros y artículos básicos como alimentos, agua potable y medicinas.
Nuestro Hospital de São Lucas (HSL) recibió a más de 50 pacientes de otro hospital, parte del cual quedó inundado. Estamos trabajando duro para que no falte nada relacionado con la salud, organizando la llegada de medicamentos y suministros para esta zona. Vila Marista, en Viamão, suministra agua potable a los barrios de los alrededores, un hecho que no se había mencionado en comunicados anteriores. Según los hermanos, allí acude un gran número de personas.
En las unidades que habilitamos como albergues se alojan unas mil personas. En general, funcionan bien, con instalaciones para dormir, asearse, jugar, rezar y comer; los socios y voluntarios ayudan y colaboran. En resumen, la vida cotidiana es la de una gran comunidad, teniendo en cuenta los conflictos y problemas inherentes al contexto.
Destacan los espacios pedagógicos y recreativos para niños, que cuentan con juegos y actividades lúdicas. En algunos lugares tenemos centros de oración, donde la gente también puede compartir sus sentimientos, y en otros ofrecemos oportunidades de ocio y deporte. Todo esto pretende aliviar el dolor y las consecuencias de este momento. Mañana es el Día de la Madre en Brasil. Algunas unidades están preparando un homenaje para no dejar pasar desapercibida esta fecha tan significativa.
Todos los días paso por algunos de nuestros refugios. Las historias que escuchamos son muy tristes y nos rompen el corazón. Por adverso que sea el contexto, hay una fuerza interior que nos motiva a mantener encendida la llama de la esperanza. La fe nos da mucha fuerza y nos impulsa a actuar.
En cuanto a nuestras unidades, varias siguen completamente desbordadas por el agua. Es el caso de la Guardería Marista Tia Jussara, del Centro Social Marista N. Sra. Aparecida das Águas y de la Comunidad Marista de las Islas, en Ilha Grande dos Marinheiros; de la Guardería Marista Menino Jesus y del Centro Social Marista Ir. Antonio Bortolini, en el Loteamento Santa Teresinha; y de la Escuela en Vila Farrapos. Se trata de zonas de la periferia de la ciudad de Porto Alegre totalmente afectadas. Además, el primer piso del Colégio Marista São Pedro, en el barrio de Floresta, está inundado. Este escenario se mantiene desde hace una semana, y se espera que cambie muy lentamente.
Están llegando donaciones de todo Brasil y de otros países, y esta movilización ha sido muy importante. En un futuro próximo necesitaremos recursos para la reconstrucción. Comunidades enteras han quedado destruidas y la mayoría ya vivía en una situación de vulnerabilidad social. Las autoridades públicas han señalado que algunas tendrán que ser reubicadas, ya que han sufrido inundaciones recurrentes en los últimos tiempos. Tenemos que estar atentos y colaborar en esta reconstrucción posterior a las inundaciones.
En medio del dolor y de la solidaridad, seguimos día a día, paso a paso, haciendo todo lo que podemos. Nos animan las oraciones y la solidaridad de tanta gente, de tantos maristas, de distintas partes del mundo.
Que María nos ayude a estar cerca de su Hijo crucificado en este contexto que estamos viviendo, y nos permita vislumbrar un horizonte de esperanza y consuelo. Que San Marcelino nos inspire a minimizar el dolor de los Montagnes de esta hora, que no se limitan a niños, adolescentes y jóvenes… son también adultos, ancianos, personas que sufren.
Que el Señor derrame sobre todos su abundante bendición. Con mi abrazo fraterno,
Hermano Deivis Alexandre Fischer Provincial de Brasil Sul-Amazôn
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