Cada 20 de mayo celebramos las raíces de vida Marista de Marcelino José Benito Champagnat, nacido en 1789 en el pueblo de Le Rosey, Marlhes, al centro- este de Francia. Como Maristas de Champagnat, nos comprometemos a mantener su espíritu presente, no sólo en nuestra vida cotidiana, sino también en la vida de nuestros Centros Educativos Escolares y Comunitarios. ¡Ese es el mejor regalo que le podemos hacer!
Marcelino llegó a este mundo un 20 de mayo de 1879 en un momento histórico tumultuoso (estallaba la Revolución Francesa) en el pueblo de Le Rosey, una aldea agrícola del municipio de Marlhes, al centro-este de Francia. Fue el noveno hijo de Juan Bautista Champagnat y María Teresa Chirat, quienes dieron vida a una familia profundamente cristiana y amorosamente devota de la Madre de Dios. Su padre, un pequeño comerciante y labrador, y su madre, ama de casa, abrigaron los primeros años de Marcelino en una modesta casa de piedra que actualmente es centro de culto y memoria histórica para nuestra familia global.
En el contexto de una región poco fértil y fría, es decir pobre, poblada por aproximadamente 2.700 habitantes y castigada por una alta tasa de mortalidad infantil (30% de las muertes anuales) y juvenil, Marcelino empezó a escribir las primeras líneas de la vida ejemplar que nos legó.
Alrededor del 60% de la población estaba formada por agricultores. Es en este contexto típico rural encontramos a la familia de Jean-Baptiste Champagnat, el padre de Marcelino, un pequeño comerciante y labrador, que llegó a ocupar cargos públicos durante la Revolución. La madre, Marie-Thérèse Chirat, era ama de casa y se dedicaba a cuidar los nueve hijos que tenía la pareja. Después de Marcelino, nació también el décimo.
Años después, el Padre Marcelino Champagnat recordaría su infancia en la solicitud de reconocimiento del Instituto, enviada al rey Louis-Philippe. La carta dice así:
“Nacido en el cantón de St. Genêt Malifaux, departamento de la Loire, sólo con infinitas dificultades pude llegar a leer por falta de maestros capacitados: desde aquel momento sentí la urgente necesidad de una institución que pudiera, con menos gastos, hacer en las zonas rurales lo que los Hermanos de las Escuelas Cristianas hacen en las ciudades” (Cartas, n. 34). ¡Te invitamos a hacer una Peregrinación virtual a Rosey (Memorial Marista – Brasil Centro-Sul)!: http://q-r.to/bak66P
Fue allí donde, desde los primeros años, aprendió a oír la voz de las periferias existenciales, a poner el cuerpo y el alma para remediar las necesidades existentes…
Fue allí donde empezó a entrar en los corazones de los jóvenes y a reconocer en ellos el murmullo de Dios…
Celebrar hoy a Marcelino desde su origen nos recuerda también a nosotros que, como él ― en este mundo violentamente sacudido por la desesperación, por la sed y por el hambre, por las atrocidades de las guerras, por todo lo que oprime a los más vulnerables, por los desastres ecológicos y los atroces arrebatos de tantas dignidades…― los Maristas somos llamados a la acción (cf. Basilio Rueda).