Día 2: La Asamblea trazó propuestas a las llamadas del presente

El segundo día de la Asamblea Precapitular estuvo dedicado a revisar el trayecto recorrido en las áreas de Vocación, Misión y Economato, apreciar los logros, visibilizar los pendientes a resolver, las tensiones a superar, e identificar desafíos. También hubo tiempo de compartir la diversidad de miradas sobre el presente de la Provincia, junto a los sueños, expectativas y propuestas para la misión futura.

Para agradecer y honrar todo lo hecho y enmarcar la perspectiva del mañana, el Hno. Max Meier inició la jornada invitándonos a volver al icono del diente de león que, como toda semilla, “no tiene futuro sin tiempo, pero tampoco tiene futuro sin el viento que la disperse” ―explicó―. Para eso “nosotros hacemos una alianza con el ‘viento’ que llamamos Espíritu Santo”…―agregó. Y enseguida nos invitó a compartir la reflexión del Papa Francisco sobre el Espíritu que nos anima.

La Lectura del Antiguo Testamento (1 Re 19,9-13: Elías en la cueva del Horeb) convocó a todos los asistentes  a reconocer la acción del Espíritu en nuestra Provincia que, tantas veces, no se manifiesta en los truenos sino en la suave brisa…

Luego, con la misma tónica de diálogo-escucha-horizontalidad-representatividad para consensuar y construir que orientó el primer día, los coordinadores de las áreas de Vocación, Ricardo Palomar; de Misión, Hno.Marcelo de Brito y de Economato, Hno.Enrique Planas, expusieron los logros alcanzados durante el último trieno en sus respectivas áreas, los temas por resolver y los desafíos de cada uno de sus ámbitos describiendo sus organigramas,  roles y funciones.

Esta exposición promovió un ejercicio grupal que no apuntó a evaluar las áreas ni a ingresar en las líneas específicas o fines de cada equipo sino a reencontrar a los asambleístas con la vocación humanizadora y la espiritualidad del cuidado que nos motiva como Maristas de Champagnat   (tal como lo definió la llamada del 7mo.Capítulo Provincial)  para poner en común las resonancias que les provocaron, las prioridades que entienden necesarias en cada área y los aportes que harían al mapa de la Provincia hoy. 

Por la tarde, los y las asambleístas se dispusieron a escuchar los susurros del Espíritu ―¿qué quiere decir a la Provincia y a dónde quiere llevarla?― preguntándose de manera personal y grupal cuáles son las llamadas de Dios para la vida personal, la vida de los hermanos, para los laicos maristas y para la misión.

Las respuestas a esas llamadas se sistematizaron en una celebración final, para ser puestas a consideración del VIII Capítulo Provincial, y la Asamblea, en un gesto simbólico de entrega y confianza, arrojó “al viento” del Espíritu avioncitos de papel con todos sus propósitos y anhelos para seguir construyendo también aquí en la Provincia el nuevo Hermitage.

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