El 18 de abril todo el Instituto Marista celebró el 25 aniversario de la Canonización de San Marcelino Champagnat. Se promovieron muchas actividades en diferentes comunidades y varias publicaciones en las redes sociales con el hashtag #Champagnat25 testimonian la participación de la familia marista durante la celebración del carisma que San Marcelino dejó a la Iglesia.
También se realizó una celebración especial en la Casa General presidida por el Padre John Larsen, superior general de los Padres Maristas, que contó con la participación de muchos maristas, Hermanos de todo el mundo, Hermanas de las congregaciones maristas y otros invitados.
Las palabras del Hno. Ernesto que aquí transcribimos cerraron la celebración y nos llaman a “mirar más allá” escuchando en nuestro corazón, como Marcelino, las intuiciones del Espíritu:
“Es un gusto celebrar juntos el 25 aniversario de la canonización de San Marcelino Champagnat. Hemos recibido el don del carisma Marista y estamos invitados a mantenerlo vivo y actualizado en nuestro tiempo.
Nos anima la vida de Marcelino, un hombre sencillo, que vivía con gran confianza en Dios y en María nuestra Buena Madre. Fue un hombre atento a las necesidades de los niños y jóvenes. El Papa Juan Pablo II decía el día de su canonización: “San Marcelino anunció el Evangelio con un corazón ardiente. Fue sensible a las necesidades espirituales y educativas de su época, especialmente a la ignorancia religiosa y a las situaciones de abandono que vivía particularmente la juventud”.
Marcelino tuvo la capacidad de “mirar más allá” porque fue capaz de escuchar en su corazón las intuiciones del Espíritu. Este año celebramos los 200 años del inicio de la construcción de la casa de l’Hermitage.
¿En qué nos anima hoy el ejemplo de su vida y su santidad? Hace 25 años fue declarado santo para la Iglesia y para el mundo. Como él, estamos invitados a seguir a Jesús, como María, viviendo la fraternidad y entregándonos al servicio de los niños y jóvenes, particularmente a los más necesitados. El Papa también decía ese día: “Pidamos al Señor un corazón tan ardiente como el de Marcelino Champagnat, para reconocerlo y ser sus testigos”.
Champagnat, Un corazón sin fronteras, nos sigue animando a caminar juntos como familia Marista global.”