Victoria Benavídez nos regala algunos trazos profundos de lo experimentado durante su Voluntariado en Nueva Pompeya, Chaco, a la luz de una Palabra que desinstala y sorprende, que se empodera y realiza en comunidad y que genera verdaderos cambios, empezando por el propio corazón.

El Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.” (Juan 1,14)

“Estas palabras latieron, y siguen haciendo eco, en mi corazón durante la experiencia vivida en el Voluntariado comunitario en El Impenetrable. Siguen haciendo eco en mí tal vez porque, en aquella tierra sagrada, la Vida late fuerte y el mensaje genuino de Jesús en el Evangelio te sorprende en cada rinconcito.

El Verbo se hace hermanos y hermanas.

Comunidad que abraza  y comparte su historia. Historia de sueños y luchas.

El Verbo se hace monte y  muestra el amor de Dios en  cada color de un  paisaje que es abrazo y hogar. Hogar donde hay lugar para todos y todas.

El Verbo se hace viento y susurra al oído las voces de los que, por siglos, se intentó silenciar.

Me traje el corazón lleno de «gracia y verdad», como asegura la Palabra. El regalo de tantas  miradas, sonrisas, silencios, manos tendidas, abrazos, testimonios de vida… El regalo de redescubrir la maravilla de esta Casa común que nos cobija y tiene la urgencia de ser cuidada…

La certeza  de que la construcción del Reino es aquí y ahora y de que muchos estuvieron y están entregando su vida para eso. Para construir un mundo más justo donde todos y todas podamos desplegar la potencia y originalidad de nuestra vida.

La certeza de que el camino es en comunidad.

La certeza de que Dios, nuestra Buena Madre y Marcelino  guían cada paso… Los de ayer, los de hoy y los de siempre…

Eternamente agradecida de poder compartir ese camino.”

Victoria Benavídez, Catequista de los Colegios Maristas Santa María y Zorrilla, Uruguay

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